domingo, 31 de agosto de 2014

Quizás; porque fue posible







Jean Luc es el director de la alianza francesa de La Tahona, llegó en los años 80 a Venezuela, y seducido por el clima, el ambiente tropical, y la belleza del país que estaba conociendo (y de sus mujeres probablemente), decidió no ponerle fecha inmediata a su regreso a Francia y dedicarse a enseñar su idioma natal por un tiempo, ya lleva más de 25 años.

Un día de esos en que las protestas originadas por  #LaSalida se transformaron en continuas trancas del este de Caracas, decidí tercamente ir a las clases de francés con las esperanza de que no hubiesen sido canceladas. Con lo único que me conseguí fue con la secretaria advirtiéndome que las clases fueron suspendidas hasta nuevo aviso, y con Jean Luc que me invitó a pasar a su oficina.

 El problema de Venezuela es que la gente se va coño, me empezó a decir con un castellano perfecto con algunos rastros de francés en la pronunciación, Europa quedó devastada después de la segunda guerra mundial, y en Francia la gente no se fue, a diferencia de otros países europeos los franceses se quedaron con la esperanza de  reconstruir un país que estaba destruido. Aquí nos falta es organizarnos mucho más, muy bien que protestemos por los problemas que nos afectan, pero como vamos a sabotear nosotros mismos nuestros trabajos trancándonos las vías.    

Luego me empezó a explicar, o más bien a justificar, del  porque no se había regresado a Francia a estas alturas. A mí todavía me gusta este país, me respondía, estuve en Paris de vacaciones hace poco pero todavía no me entusiasma la idea de abandonar Venezuela, el clima la gente y muchas otras cosas más hacen que no me quiera regresar, así me sueldo desaparezca cuando lo convierto en Euros. Me advertía que solo se regresaría si en Venezuela estalla una guerra civil.

                Hoy, Venezuela enfrenta tiempos de crisis en los que parecería que las trompetas del apocalipsis suenan y puede llegar en cualquier momento, eso nos destroza la moral. Sin embargo  recordar historias de extranjeros que encontraron en Venezuela una oportunidad hace que todavía no se esfume la esperanza de pensar que algún día, quizás,  porque fue posible, podamos recuperar aquel país que hace no mucho estaba en la listas de inmigrantes que  buscaban  un futuro mejor.