domingo, 12 de abril de 2015

Salidas de emergencia



Sin haber superado el ratón del día anterior, me levanté temprano para conseguirme con un amigo que vive un Brooklyn. Normalmente Nueva York es lo que siempre me sorprende por más que la conozca, pero esta vez no estaba abstraído por eso. El contraste de la Venezuela de hoy, deteriorada, y en dirección a la edad de piedra, con un EEUU  plenamente capitalista se siente desde que uno compra el ticket de metro y ve ochenta marcas de chocolate distintas, hasta pedir un café y ser atendido en menos de dos minutos con sonrisa artificial incluida.

Mi amigo es arquitecto,  colombiano, y trabaja en una firma de arquitectura en Manhattan. Yo soy venezolano, ingeniero, tengo 26 años y trabajo en Caracas, no hace falta decir mucho más para adivinar que me amarga, me  persigue y me atormenta la idea de abandonar el país.

Desde que nos sentamos a comer comienzo a hablar de la situación económica de Venezuela como si yo fuera un economista, dinero inorgánico, inflación, control de cambio, escases etc. etc. Él me cuenta de su trabajo, en Nueva York se trabaja en un ambiente internacional con mucha competencia, los horarios son bastantes flexibles. Puede que un día salgas temprano, como a las 8 de la noche, o que un viernes salgas a las 12 en la madrugada de la oficina. Los sábados no necesariamente te libras de tener que trabajar. No es que le tenga fobia al trabajo, pero su ritmo laboral es bastante diferente al que yo tengo en la empresa de supermercados y al que mis amigos tienen en sus trabajos aquí.

Nueva York es una ciudad que da para todos los gustos pero a la vez es una ciudad diferente para cada uno de los que en ella viven. Hay una ciudad para el turista  que encuentra miles de actividades para cada uno de sus días de vacaciones. Y también para quien no tiene vacaciones y vive en ella solo para trabajar. También es una ciudad donde encuentran refugio artistas  de todo tipo.

Por su carácter internacional se presta para tomarla como opción para escapar de Venezuela, un lugar donde la sensación de extranjero se reduce como en ningún otro y en donde las oportunidades pueden sentirse el ambiente. Es una ciudad donde muchos han encontrado una salvación individual.    

Regresando al planeta tierra hay una mejor alternativa, la de reconstruir un país arruinado, la de resolver un problema colectivo, el verdadero problema que afecta a quienes viven dentro o fuera de Venezuela. Me atrevo todavía a pensar que esa posibilidad existe y que aún se pueden aplazar un rato más las salidas de emergencia.  

@pedromanceras

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