Sin
haber superado el ratón del día anterior, me levanté temprano para conseguirme
con un amigo que vive un Brooklyn. Normalmente Nueva York es lo que siempre me
sorprende por más que la conozca, pero esta vez no estaba abstraído por eso. El
contraste de la Venezuela de hoy, deteriorada, y en dirección a la edad de
piedra, con un EEUU plenamente
capitalista se siente desde que uno compra el ticket de metro y ve ochenta marcas
de chocolate distintas, hasta pedir un café y ser atendido en menos de dos
minutos con sonrisa artificial incluida.
Mi
amigo es arquitecto, colombiano, y
trabaja en una firma de arquitectura en Manhattan. Yo soy venezolano,
ingeniero, tengo 26 años y trabajo en Caracas, no hace falta decir mucho más
para adivinar que me amarga, me persigue
y me atormenta la idea de abandonar el país.
Desde
que nos sentamos a comer comienzo a hablar de la situación económica de
Venezuela como si yo fuera un economista, dinero inorgánico, inflación, control
de cambio, escases etc. etc. Él me cuenta de su trabajo, en Nueva York se
trabaja en un ambiente internacional con mucha competencia, los horarios son bastantes
flexibles. Puede que un día salgas temprano, como a las 8 de la noche, o que un
viernes salgas a las 12 en la madrugada de la oficina. Los sábados no
necesariamente te libras de tener que trabajar. No es que le tenga fobia al
trabajo, pero su ritmo laboral es bastante diferente al que yo tengo en la
empresa de supermercados y al que mis amigos tienen en sus trabajos aquí.
Nueva
York es una ciudad que da para todos los gustos pero a la vez es una ciudad
diferente para cada uno de los que en ella viven. Hay una ciudad para el
turista que encuentra miles de actividades
para cada uno de sus días de vacaciones. Y también para quien no tiene
vacaciones y vive en ella solo para trabajar. También es una ciudad donde
encuentran refugio artistas de todo
tipo.
Por
su carácter internacional se presta para tomarla como opción para escapar de Venezuela,
un lugar donde la sensación de extranjero se reduce como en ningún otro y en
donde las oportunidades pueden sentirse el ambiente. Es una ciudad donde muchos han encontrado una salvación individual.
Regresando
al planeta tierra hay una mejor alternativa, la de reconstruir un país
arruinado, la de resolver un problema colectivo, el verdadero problema que
afecta a quienes viven dentro o fuera de Venezuela. Me atrevo todavía a pensar
que esa posibilidad existe y que aún se pueden aplazar un rato más las salidas
de emergencia.
@pedromanceras
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