Si el entorno cambia cambia todo lo demás. Cuando la excepción deja de confirmar la regla, lo normal es cada vez menos frecuente y los ejemplos dejan de ser ejemplos, entonces el terreno se abona para que se cultive lo peor.
En este
país que nos tocó, un país donde los ciudadanos comunes y corrientes, Pedro, Juan,
Ana, María, se acostumbraron a ver sus dirigentes robar, convertidos en
ladrones de primera, estafadores de profesión y corruptos de leyenda, lo normal
dejo de ser normal hace mucho tiempo. "Raspar cupo" (entiéndase como
estafa personal al estado) se convirtió en algo tan común y corriente como
cepillarse los dientes.
Si
queremos una salida a esto, más allá de las protestas o marchas por tanta
injusticia, no nos queda otra que convertirnos en ejemplo de lo normal, de lo correcto,
del deber ser, no pretender ser súper héroes porque somos humanos, pero sí que
aprendamos a condenar a los anormales que se roban el dinero de los venezolanos. Desde los raspcupos hasta los prosperos bolichicos.
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