martes, 3 de febrero de 2015

Ocupaciones Temporales



El odio es un síntoma del débil, de quien no puede soportar que otros lo hagan mejor que él. Ante un modelo que no funciona, fracasado una y mil veces como este, tener a un competidor que se destaque, o que lo haga medianamente bien, no hace más que alborotar las bajezas de los incapaces.

Ayer el presidente maduro hablaba con rabia, con odio, seguro de sí mismo como si estuviese explicando la ley de la gravedad. Ante la evidente ineficiencia de Mercal y Pdval, hay que defenderse, hay convencer de que la guerra económica existe, hay que buscar algún culpable. No existe ni por más remota que sea la posibilidad de hacerse más eficiente y menos corruptos, para solucionar el problema habrá que aplicar la misma receta de siempre, forjar la realidad.

Si de un lado hay odio y resentimiento, del otro lado hay frustración. No solo por parte de quienes trabajan en cadenas de supermercados y autoservicios, existe una enorme frustración entre quienes trabajan todos los días de forma honesta sin engañar a nadie. En estos momentos en que el gobierno se está jugando todo para mantenerse en el poder, creer en Venezuela y demostrar algún tipo de eficiencia y buenos resultados es un pecado mortal imperdonable.


Pero no hay que bajar la cabeza de ninguna manera ni bajo ninguna circunstancia. Hay que trabajar y esforzarse más y más todos los días para dejar en evidencia el modelo destructor. Darles donde más les duele, evidenciando su incapacidad e incompetencia.   

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