domingo, 29 de noviembre de 2015

Jefes de estado a la medida




Existe una anécdota, quizás apócrifa, de que estando con un nivel de alcohol más elevado de lo normal le respondió a una señorita inglesa de la siguiente manera: " Sí, es verdad, tiene usted razón en decir  que  estoy borracho, pero mañana estaré sobrio y usted seguirá siendo fea". Amaba la bebida, tanto que estando una vez con un príncipe árabe (se asume que sobrio en ese momento) le dijo que su regla de vida era ingerir alcohol antes, durante y después de las comidas. Aun así sorpresivamente vivió más de 90 años y cuando una vez se le preguntó cuál era su secreto para la longevidad el respondió que el deporte solo que no lo practicaba.

           La modestia no era uno de sus complementos. Si sus tempranos logros en materia militar y política alimentaban sus ambiciones ilimitadas como hombre de estado, su condición de aristócrata, descendiente directo del duque de Malborough, lo hacía sentirse genéticamente capacitado para lo que el mismo esperaba de él. En alguna ocasión dijo que la historia lo trataría bien  porque él se encargaría de escribirla. Sino la escribió con sus actos, ciertamente lo hizo cuando publicó sus memorias que le valieron el premio nobel de literatura de 1957.

         Anticomunista por excelencia, decía que los socialistas eran un conjunto de individuos desagradables. Con todo y eso tuvo que verle la cara a Stalin 5 veces. Supo ser profeta, pues mientras muchos países como el suyo veían inofensivo el avance de Alemania, él desde  principio entendió que la intención de Hitler era quedarse con toda Europa.   

              Sus discursos fueron dignos de un jefe de estado en guerra. Todavía hoy hacen eco. "No tengo más que ofrecerles que sangre sudor y lágrimas “. "Debemos defender nuestra isla a cualquier costo, pelearemos en las playas, en los campos, en las calles, en las colinas; jamás nos rendiremos”. Y sola, Inglaterra resistió la invasión de unos nazis que avanzaba por toda Europa.

                Inglaterra tuvo la suerte de contar con uno de los  jefes de estado más preparados para uno de los momentos más difíciles de su historia. En una semana, nosotros los venezolanos, elegiremos una nueva asamblea en la que casi el 100% de los analistas coinciden en una cosa, ocurrirá un cambio político. Nuestra tarea no se acaba el 6D, nosotros los electores debemos exigirles a los nuevos diputados electos dar la talla, estamos en uno de los momentos más difíciles de nuestra historia. Que esta batalla sea  definitiva para que Venezuela algún día pueda vover a ser la tierra de la esperanza.



@pedromanceraS

domingo, 22 de noviembre de 2015

Si hay más desigualdad habrá más violencia

       
     

         Tenía que ser un matemático quien desarrollara el teorema que iba a hacer que Medellin dejara de ser la ciudad más violenta del mundo. En los 90  llegó a alcanzar 381 homicidios por cada cine mil habitantes,  para que en el 2007 apenas registrara 34. Le devolvió la esperanza a una población asfixiada por el virus de la violencia. Y todo eso sin que su alcaldía fuera dueña de la policía. Sergio fajardo , profesor de matemáticas de la universidad de los andes ejerció la alcaldía  entre 2004-2007 , le devolvió la dignidad a su ciudad amada.

         A diferencia de la teoría de la relatividad de Einstein , que es entendible por algunos pocos que han estudiado las físicas y las matemáticas , la teoría de Fajardo es sencilla, fácil de comprender y muy poderosa. Cuando la violencia se combate con más violencia el resultado no es necesariamente el más favorable. ¿Y como se ataca la violencia? Combatiendo el problema de raíz.

         Matar a un líder de bandas,  que tiene muchos muertos encima,  y que le ha hecho un daño  terrible a la sociedad no es sino crear un nuevo cupo para que en poco tiempo venga otro que matarán nuevamente y así sucesivamente. Para que los niveles de violencia bajen , hay que identificar los lugares donde se cometen los peores crímenes , conquistarlos, y no dejar que vuelvan a ser tomados por la violencia.

         ¿Y conquistarlos cómo? Devolviéndoles la dignidad. En el sitio donde se caen a tiros en las noches y mueren inocentes hay que recuperarlos construyendo los mejores bibliotecas , los mejores parques, las mejores escuelas, canchas de fútbol de grama artificial. A los sectores más vulnerables hay que darle los mejores proyectos, son los que más lo necesitan.

         Pero la teoría de Fajardo tampoco es tan sencilla de ejecutar. Asumo que su éxito se debe a el haber incorporado a la sociedad en la batalla contra las desigualdades , sin los impuestos de los ciudadanos jamás hubiese sido posible construir canchas de grama artificial para los marginados.

         Ahora pienso en el caso venezolano. ¿Cómo es posible que un municipio como El Hatillo tenga niveles de 85% de evasión fiscal  ? - Nadie paga el derecho de frente- Si supuestamente este tiene uno de los niveles de educación más "altos " de Venezuela. Sin la participación de la comunidad es muy difícil resolver los problemas.

         Lo importante es que los venezolanos que  hemos decidido quedarnos sepamos que existe una solución para el problema que le esta quitando la vida a miles de inocentes. No esperemos por un cambio político , involucrémonos.



Paciencia Caracas...


@PedroManceraS
          
Biblioteca León de Greiff. Construida en un espacio recuperado de la violencia



lunes, 16 de noviembre de 2015

La última navidad de Nicolae

Hace no mucho, como unos 30 años, existía un dictador llamado Nicolae Ceausescu (Nicolae no Nicolás), el cual no tenía la menor preocupación por el pueblo que gobernaba.  Era la Rumania comunista de antes del muro de Berlín.
El señor Ceucescu destinaba el dinero del erario público para construirse enormes mansiones forradas de mármol  con el mayor lujo, derroche y nuevoriquismo posible,  mientras que su pueblo sufría y pasaba hambre. El miedo era tal, y el nivel de represión tan fuerte que si algún camarógrafo en algún acto oficial se le ocurría retratar a la primera dama en un ángulo en el  que se notara mucho su asquerosa nariz, este podía ir preso o muerto según el ánimo de Helena, la esposa de Nicolae, quien por lo visto no era muy agraciada y quería aparentar lo contrario. (No, no es el caso venezolano)
Dicen que en territorio rumano la temperatura jamás bajó de 10 grados. Ni siquiera en invierno cuando nevaba. La razón es muy sencilla, al dictador no le daba la gana. En uno de sus ataques de locura, al hediondo se lo ocurrió vender electricidad a Italia y Alemania  para demostrar que su modelo de gobierno funcionaba y que les sobraba energía hasta  para vender a otros países. Pero en realidad  la energía apenas les alcanzaba para alumbrar algunas calles,  entonces para poder exportarla tuvo que racionar lo poco que producía con una brillante decisión: por ley no se podía prender la calefacción a menos que la temperatura bájese de 10 grados. Y así, aunque estuviera nevando el termómetro  oficial no podía marcar menos de 10. Miles de ancianos murieron de hipotermia al no poder resguardarse del frío en el invierno.
Pero el futuro siempre es incierto y Nicoloae nunca pensó que iba a entregar el poder antes de cumplir los 70 años.  La humillación que padecía el pueblo rumano con una de las dictaduras más feroces de Europa del este acabó el día de navidad. El 25 de diciembre de 1989, casi un mes después de la caída del muro de Berlin, fueron ejecutados la pareja de dictadores juzgados por genocidio entre otros cargos. Dos meses antes nadie jamás hubiesen adivinado que esa iba a ser su ultima Navidad.
Cada vez que recorro Caracas en la noche, oscura,  y con la mitad de los postes de luz funcionando recuerdo la Rumania de Nicolae. Este 6 diciembre pude ser la oportunidad para que los venezolanos terminemos con tanta humillación, depende de nosotros organizarnos y cuidar los votos.  No será fácil pero estoy seguro que en Venezuela lograremos recuperar nuestra dignidad, y ser referencia en latinoamerica como lo fuimos antes.
@pedromanceras


domingo, 8 de noviembre de 2015

Austria, Hungría y el comunismo


The problem with socialism is that you
eventually run out of other people's money.”
Margaret Tatcher

 De ese viaje fue Viena la ciudad que más me marcó. Tres días no fueron suficientes como para decir que la conozco pero si al menos para decir que me quedé con el sabor de su esencia. Una de las bibliotecas antiguas más grandes del mundo , sus calles , parques , palacios (Beldevere y Shonbrunn), y su maravilloso sistema de trenes no hacen más que desee ansiosamente regresar a conocerla. Aun así, en estos días de fuerte tensión política en los que no se puede pasar demasiado tiempo sin ver las noticias,  lo que más me viene a la memoria son los  países que visitamos a un paso más allá de Austria, esos que hacia no más de 25 años eran dominados por el comunismo soviético.

Después de Viena vino Budapest. La capital de Hungría no era precisamente el centro político de un país tan desarrollado como Austria, pero si una ciudad que dejaba ver la importancia que había tenido en el imperio de los Habsburgo. Budapest fue un 60% destruida en la segunda guerra mundial, - nos decía la guía turística – Viena apenas un 30%. Sus grandes avenidas, la opera, sus edificios, las iglesias , el parlamento, sus puentes sobre el río Danubio etc. dejaban ver que la ciudad quiso ser en algún momento una Paris de Europa del este.

Pero el pasado que más me llamó la atención de Budapest no fue ni el de la segunda guerra mundial ni el del imperio Austrohúngaro, sino el más inmediato : el de la Budapest perteneciente a la Rusia comunista, el pasado del cual apenas habían pasado dos décadas y que estaba más a la vista.

Claramente el sistema de trenes de Hungría no era el mismo de Austria. Si para ir de Viena a Salzburgo nos movilizó un ultramoderno tren más preciso en el tiempo que un reloj suizo; en el viaje hacia Szentendre – un acogedor pueblo a las afueras de Budapest – utilizamos un vagón viejo oxidado que con sus ruidos y lamentos lloraba por un pronto un reemplazo. Fue en ese pueblo, en una librería de la plaza central, donde conseguí el libro que me iba a responder muchas de mis preguntas, y crear nuevas por su puesto, sobre el comunismo en Europa. Se llama Revolution 1989 de un periodista precisamente Húngaro llamado Victor Sebestyien.   

 La historia se extiende por la lucha en cada uno de los países comunistas. Cada caso ligeramente distinto del otro, pero en fin casi idénticos en muchas cosas. Sobre todo en el uso del terror y la fuerza para mantener a raya a una población que pedía a gritos libertad. Sacar al ejercito para dispararle en Praga a manifestantes que pedían un socialismo más humano. Utilizar cuerpos de inteligencia  de dimensiones intergalácticas para espiar a la población. Control absoluto sobre los medios de comunicación. Y una buena remuneración para los que hacían el trabajo que los regimenes tanto necesitaban, reprimir.

Pero más allá de la represión y del acorralamiento a la libertad señala que el derrumbamiento del sistema soviético estuvo en que no se supo hacer sostenible en el tiempo.  La única solución para poder salir de tensiones económicas era pedir  prestado. Pedir prestado para mantener absurdos subsidios y no para invertir en desarrollo. Y cuando las tensiones económicas regresaban, la misma estrategia una y otra vez. ¿Y quien le prestaba a la Unión soviética? Sus banqueros enemigos acérrimos de occidente.

Según Sebestyen, a pesar del sofisticado sistema de espionaje de los EEUU, nadie pudo ver  con precisión la agonía económica que arrastraban los rusos y sus satélites. Para él, el gran cómplice de la caída del muro de Berlín en el 89 fue el mismo Mijail Gorbachov, quien en su intento para darle un rostro más humano al socialismo hizo más que nadie para destruirlo. En su cruzada para modernizar el sistema ayudó a socavar las bases sobre la cuales se mantenía: la fuerza y el miedo.